LA ESCUELA TRADICIONAL
Nació en el s. XVII y tiene las siguientes características:
• El maestro es el protagonista y usa el método expositivo, siendo el único que habla en clase.
• El método de enseñanza está basado en la competición y la jerarquía.
• La obediencia y el apego riguroso al libro de texto.
• Los alumnos solo memorizan y repiten.
• Hay una relación de poder y sumisión.
LA ESCUELA MODERNA
La Escuela Moderna fue un centro de enseñanza que existió al comenzar el siglo XX en Cataluña. Fue fundada en 1901 en Barcelona por el pedagogo y librepensador Francisco Ferrer Guardia. El objetivo esencial de la escuela era «educar a la clase trabajadora de una manera racionalista, secular y no coercitiva». La escuela contaba con una imprenta en la que se realizaba un boletín, un laboratorio, un museo natural, una biblioteca y buscaba instalaciones en las que hubiese gran iluminación. Entre otras cosas tuvieron que buscar maestros que entendieran que su papel no era coercitivo sino de apoyo, este centro educativo era de enseñanza mixta, secular y anticlerical, y favorable a las reivindicaciones obreristas. Al ser la primera escuela mixta y laica de Barcelona, en un país católico, obtuvo una amplia antipatía entre el clero y los devotos.
CARACTERÍSTICAS ESCUELA
Los niños y las niñas tendrán una insólita libertad, se realizarán ejercicios, juegos y esparcimientos al aire libre, se insistirá en el equilibrio con el entorno natural y con el medio, en la higiene personal y social, desaparecerán los exámenes y los premios y los castigos. Se hace especial atención al tema de la enseñanza de la higiene y al cuidado de la salud. Los alumnos visitarán centros de trabajo —las fábricas textiles de Sabadell, especialmente— y harán excursiones de exploración. Las redacciones y los comentarios de estas vivencias por parte de sus mismos protagonistas se convertirán en uno de los ejes del aprendizaje. Y esto se hará extensivo a las familias de los alumnos, mediante la organización de conferencias y charlas dominicales.
Francisco Ferrer Guardia
La Escuela Moderna de Francisco Ferrer i Guardia
En la propuesta educativa de Ferrer, la escuela se concibe como un escenario libre de jerarquías, donde el profesor es un compañero y las prácticas autoritarias y el verticalismo, la religión y sus dogmas, son desterrados de la convivencia y las tareas educativas. Para Ferrer, la educación liberadora es aquella donde la escuela contempla una “enseñanza racional y científica [que] ha de persuadir a los futuros hombres y mujeres que no han de esperar nada de ningún ser privilegiado (ficticio o real), y que pueden esperar todo lo racional de sí mismos y de la solidaridad libremente organizada”, (…) Donde “los niños y niñas lleguen a ser personas instruidas, verídicas, justas y libres de todo prejuicio. Para ellos, sustituirá el estudio dogmático por el razonado de las ciencias naturales.”

La Escuela Moderna presenta al profesor como un facilitador de elementos libertarios para el aprendizaje en solidaridad, donde a las niñas y niños se les alienta a la reflexión, pero a la vez se les otorga sin complejos respuestas claras desde la ciencia y el antiautoritarismo, estimulando el pensamiento crítico contra los dogmas religiosos, el nacionalismo y el militarismo; Ferrer es consciente de que en las tareas del control social del capitalismo, las instituciones lejos de abandonar la enseñanza de doctrinas autoritarias, lo que han hecho es reemplazar las figuras religiosas por los valores ciudadanistas y patriotas, con tal de seguir inculcando a través del sistema educativo enseñanzas en función de los intereses del Poder, facilitando de este modo la dominación social: "Dios era reemplazado por el Estado, la virtud cristiana por el deber cívico, la religión por el patriotismo.”(ibíd.)
Ni premios ni castigos
Para evitar tensiones y sentimientos de competencia en la comunidad educativa, y pensando sobre todo en el bien de las niñas y niños, en La Escuela Moderna no habrá “premios, ni castigos, ni exámenes en que hubiera alumnos ensoberbecidos con la nota de sobresaliente, medianías que se conformaran con la vulgarísima nota de aprobados ni infelices que sufrieran el oprobio de verse despreciados por incapaces.”(…) “Los exámenes clásicos, aquellos que estamos habituados a ver a la terminación del año escolar y a los que nuestros padres tenían en gran predicamento, no dan resultado alguno, y si lo producen es en el orden del mal”
Educación como contramensaje
Como bien describe Cappelletti, “un rasgo fundamental de la Escuela Moderna es su carácter social y cultura contestataria. No se trata, como en toda enseñanza tradicional, de adaptar al educado a la sociedad tal cual ella existe, sino, por el contrario, de prepararlo para tener una visión crítica del medio en que vive y para ser capaz de transformarlo desde sus mismos fundamentos.” (Francisco Ferrer Guardia y la pedagogía libertaria)
Antiestatismo y antiautoritarismo
Para Francisco Ferrer es importante la autonomía pedagógica respecto a las instituciones estatales, es consciente de que el mayor interés de las clases dominantes es perpetuarse en el Poder y para ello "los gobiernos se han cuidado siempre de dirigir la educación del pueblo, y saben mejor que nadie que su poder está totalmente basado en la escuela y por eso la monopolizan cada vez con mayor empeño.”(ibíd.)
Ferrer desea una pedagogía desde y para la libertad, que se “preocupe de desterrar de las mentes de los alumnos aquellos principios informadores que dividen a los hombres, como la religión, el falso concepto de la propiedad, la patria, y la familia, para permitirles disfrutar del bienestar y la libertad que todos deseamos, pero que muy pocos, desgraciadamente, pueden alcanzar.” (Carta a José Prat, 29 de septiembre 1900)
Sin subvenciones
La crítica al estatismo y sus instituciones, además de las prácticas libertarias en el contexto específico educativo se expresaba también en el rechazo a las subvenciones, la Escuela Moderna apostaba por la autonomía y el autofinanciamiento, lejos de las burocracias y de recursos monetarios que acostumbran a esperar de ‘superiores’ lo que solo puede venir de la propia iniciativa y organización de los interesados.
Patriarcado y feminismo
En Francisco Ferrer observamos un interesante feminismo temprano de siglo XX, que se manifestó en el compromiso abierto por la igualdad, combatiendo con la razón y desde la libertad, los prejuicios religiosos y el patriarcado. Compromiso que materializó en la Escuela Moderna a través de la coeducación de sexos, práctica que aunque hoy no nos parezca una innovación, para la época constituyó un gran avance contra el desorden moral impuesto por el conservadurismo imperante.
Para Ferrer el hombre no es inferior ni superior a la mujer, sino que ambas formas sexuales presentan cualidades distintas, heterogeneidad donde no caben comparaciones que justifiquen la desigualdad en la convivencia social, “La mujer no debe estar recluida en el hogar. El radio de su acción ha de dilatarse fuera de las paredes de las casas: debería ese radio concluir donde llega y termina la sociedad.” (ibíd.)
Escuela como cárcel y disciplinamiento
La escuela, para Francisco es un recinto que facilita personas funcionales y dóciles para una sociedad desigual. La educación autoritaria prepara a los alumnos y alumnas acordes a las relaciones de dominación, educando para ello, desde y para la dominación a través del disciplinamiento.
Para Francisco Ferrer la educación autoritaria no ayuda a generar el desarrollo espontáneo de las facultades físicas y morales de las niñas y niños, sino que trata de imponer pensamientos hechos, impidiendo así al alumno a no “pensar de otra manera que la necesaria para la conservación de las instituciones de esta sociedad; de hacer de él, en suma, un individuo estrictamente adaptado al mecanismo social.” (ibíd.)
Higiene en la escuela y otras cosas
Otras características de la escuela de Ferrer es el cuidado por la higiene (clave para combatir las enfermedades que sacudían con fuerte virulencia aquella época), la coeducación de clases sociales, el contacto con el entorno social y la naturaleza, la publicación del Boletín (órgano informativo de la Escuela Moderna), las conferencias dominicales abiertas a padres y a todos los interesados, la llamada educación integral (desarrollada previamente en escritos por Proudhon, Bakunin y Kropotkin, entre otros) y la biblioteca como estímulo a la lectura, para lo cual Ferrer contó con la colaboración de Jean Grave a través de Las Aventuras de Nono, libro que inspiró la imaginación de la comunidad educativa en el pensar y hacer de la sociedad libertaria.
A modo de conclusión
La Escuela Moderna cierra sus puertas el año 1906 producto de la criminalización contra Ferrer i Guardia, debido al atentado contra Alfonso XIII donde se vio involucrado Mateo Morral, bibliotecario de la Escuela Moderna, tras lo cual Ferrer es encarcelado, pero a los meses es absuelto.
Francisco Ferrer finalmente pagará con su vida los intensos años de agitación antiautoritaria cuando un tribunal corrupto le declara culpable de ser instigador de la semana trágica de Barcelona, revuelta antimilitarista contra la guerra imperialista del Estado español contra Marruecos. Francisco Ferrer i Guardia muere la mañana del 13 de octubre de 1909 en el cerro que contempla el puerto de Barcelona, fusilado por el Estado, la ambición capitalista y por el miedo a la libertad.