martes, 8 de abril de 2014

Documentales



Ferrer i Guardia. Viva la escuela moderna




Ferrer i Guardia. Una vida por la libertad

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Biografía

Nace en 1859 en Alella, Barcelona, en el seno de una familia de agricultores acomodados.  Francisco era el tercero de catorce hermanos. Respecto a su educación, hasta los diez años estudió en la escuela del pueblo,  escuela que utilizaba la pedagogía tradicional caracterizada por la rígida disciplina de los profesores. Esto grabo en él un mal recuerdo para toda la vida.

A nuestro autor le encantaba escuchar las historias de su tío sobre las conspiraciones del general Prim contra la monarquía.  

A los 13 años, él y su hermano Josep denuncian al capellán del pueblo acusándolo de entrometerse en asuntos familiares, la cual cosa hizo que su padre se enfadara  y lo mandara como castigo a trabajar en un horno en el barrio de San Martí de Provenzales.

Aquí empieza una nueva etapa de su vida, favorecida por el margen de independencia que le da la desvinculación de su familia al marcharse de su casa. Cuando acababa el trabajo se iba a estudiar al Ateneo obrero. Allí conoce otras realidades y comparte experiencias con otros obreros que continúan estudiando y autoformándose y empieza a participar en sus actividades.



Tras el fallido motín republicano de 1886, Francisco Ferrer i Guardia se exilia a París, donde se desempeña como profesor de castellano, continuando su actividad política y permanente formación autodidacta. Tras 15 años de exilio en París, vuelve a Cataluña para fundar la Escuela Moderna (nombre que también lleva el libro compilatorio de sus textos sobre enseñanza editado después de su muerte) en la calle Bailen de Barcelona, el 8 de septiembre de 1901, con un total de 30 alumnos, 12 niñas y 18 niños.

La escuela moderna



LA ESCUELA TRADICIONAL


Nació en el s. XVII y tiene las siguientes características:


• El maestro es el protagonista y usa el método expositivo, siendo el único que habla en clase.


• El método de enseñanza está basado en la competición y la jerarquía.

• La obediencia y el apego riguroso al libro de texto.


• Los alumnos solo memorizan y repiten.


• Hay una relación de poder y sumisión.


LA ESCUELA MODERNA

La Escuela Moderna fue un centro de enseñanza que existió al comenzar el siglo XX en Cataluña. Fue fundada en 1901 en Barcelona por el pedagogo y librepensador Francisco Ferrer Guardia. El objetivo esencial de la escuela era «educar a la clase trabajadora de una manera racionalista, secular y no coercitiva». La escuela contaba con una imprenta en la que se realizaba un boletín, un laboratorio, un museo natural, una biblioteca y buscaba instalaciones en las que hubiese gran iluminación. Entre otras cosas tuvieron que buscar maestros que entendieran que su papel no era coercitivo sino de apoyo, este centro educativo era de enseñanza mixta, secular y anticlerical, y favorable a las reivindicaciones obreristas. Al ser la primera escuela mixta y laica de Barcelona, en un país católico, obtuvo una amplia antipatía entre el clero y los devotos.




CARACTERÍSTICAS ESCUELA 

Los niños y las niñas tendrán una insólita libertad, se realizarán ejercicios, juegos y esparcimientos al aire libre, se insistirá en el equilibrio con el entorno natural y con el medio, en la higiene personal y social, desaparecerán los exámenes y los premios y los castigos. Se hace especial atención al tema de la enseñanza de la higiene y al cuidado de la salud. Los alumnos visitarán centros de trabajo —las fábricas textiles de Sabadell, especialmente— y harán excursiones de exploración. Las redacciones y los comentarios de estas vivencias por parte de sus mismos protagonistas se convertirán en uno de los ejes del aprendizaje. Y esto se hará extensivo a las familias de los alumnos, mediante la organización de conferencias y charlas dominicales.

Francisco Ferrer Guardia


La Escuela Moderna de Francisco Ferrer i Guardia


En la propuesta educativa de Ferrer, la escuela se concibe como un escenario libre de jerarquías, donde el profesor es un compañero y las prácticas autoritarias y el verticalismo, la religión y sus dogmas, son desterrados de la convivencia y las tareas educativas. Para Ferrer, la educación liberadora es aquella donde la escuela contempla una “enseñanza racional y científica [que] ha de persuadir a los futuros hombres y mujeres que no han de esperar nada de ningún ser privilegiado (ficticio o real), y que pueden esperar todo lo racional de sí mismos y de la solidaridad libremente organizada”, (…) Donde “los niños y niñas lleguen a ser personas instruidas, verídicas, justas y libres de todo prejuicio. Para ellos, sustituirá el estudio dogmático por el razonado de las ciencias naturales.” 

La Escuela Moderna presenta al profesor como un facilitador de elementos libertarios para el aprendizaje en solidaridad, donde a las niñas y niños se les alienta a la reflexión, pero a la vez se les otorga sin complejos respuestas claras desde la ciencia y el antiautoritarismo, estimulando el pensamiento crítico contra los dogmas religiosos, el nacionalismo y el militarismo; Ferrer es consciente de que en las tareas del control social del capitalismo, las instituciones lejos de abandonar la enseñanza de doctrinas autoritarias, lo que han hecho es reemplazar las figuras religiosas por los valores ciudadanistas y patriotas, con tal de seguir inculcando a través del sistema educativo enseñanzas en función de los intereses del Poder, facilitando de este modo la dominación social: "Dios era reemplazado por el Estado, la virtud cristiana por el deber cívico, la religión por el patriotismo.”(ibíd.)


Ni premios ni castigos 


Para evitar tensiones y sentimientos de competencia en la comunidad educativa, y pensando sobre todo en el bien de las niñas y niños, en La Escuela Moderna no habrá “premios, ni castigos, ni exámenes en que hubiera alumnos ensoberbecidos con la nota de sobresaliente, medianías que se conformaran con la vulgarísima nota de aprobados ni infelices que sufrieran el oprobio de verse despreciados por incapaces.”(…) “Los exámenes clásicos, aquellos que estamos habituados a ver a la terminación del año escolar y a los que nuestros padres tenían en gran predicamento, no dan resultado alguno, y si lo producen es en el orden del mal”


Educación como contramensaje

Como bien describe Cappelletti, “un rasgo fundamental de la Escuela Moderna es su carácter social y cultura contestataria. No se trata, como en toda enseñanza tradicional, de adaptar al educado a la sociedad tal cual ella existe, sino, por el contrario, de prepararlo para tener una visión crítica del medio en que vive y para ser capaz de transformarlo desde sus mismos fundamentos.” (Francisco Ferrer Guardia y la pedagogía libertaria) 


Antiestatismo y antiautoritarismo 

Para Francisco Ferrer es importante la autonomía pedagógica respecto a las instituciones estatales, es consciente de que el mayor interés de las clases dominantes es perpetuarse en el Poder y para ello "los gobiernos se han cuidado siempre de dirigir la educación del pueblo, y saben mejor que nadie que su poder está totalmente basado en la escuela y por eso la monopolizan cada vez con mayor empeño.”(ibíd.)

Ferrer desea una pedagogía desde y para la libertad, que se “preocupe de desterrar de las mentes de los alumnos aquellos principios informadores que dividen a los hombres, como la religión, el falso concepto de la propiedad, la patria, y la familia, para permitirles disfrutar del bienestar y la libertad que todos deseamos, pero que muy pocos, desgraciadamente, pueden alcanzar.” (Carta a José Prat, 29 de septiembre 1900) 


Sin subvenciones 

La crítica al estatismo y sus instituciones, además de las prácticas libertarias en el contexto específico educativo se expresaba también en el rechazo a las subvenciones, la Escuela Moderna apostaba por la autonomía y el autofinanciamiento, lejos de las burocracias y de recursos monetarios que acostumbran a esperar de ‘superiores’ lo que solo puede venir de la propia iniciativa y organización de los interesados. 


Patriarcado y feminismo

En Francisco Ferrer observamos un interesante feminismo temprano de siglo XX, que se manifestó en el compromiso abierto por la igualdad, combatiendo con la razón y desde la libertad, los prejuicios religiosos y el patriarcado. Compromiso que materializó en la Escuela Moderna a través de la coeducación de sexos, práctica que aunque hoy no nos parezca una innovación, para la época constituyó un gran avance contra el desorden moral impuesto por el conservadurismo imperante. 


Para Ferrer el hombre no es inferior ni superior a la mujer, sino que ambas formas sexuales presentan cualidades distintas, heterogeneidad donde no caben comparaciones que justifiquen la desigualdad en la convivencia social, “La mujer no debe estar recluida en el hogar. El radio de su acción ha de dilatarse fuera de las paredes de las casas: debería ese radio concluir donde llega y termina la sociedad.” (ibíd.) 


Escuela como cárcel y disciplinamiento

La escuela, para Francisco es un recinto que facilita personas funcionales y dóciles para una sociedad desigual. La educación autoritaria prepara a los alumnos y alumnas acordes a las relaciones de dominación, educando para ello, desde y para la dominación a través del disciplinamiento. 

Para Francisco Ferrer la educación autoritaria no ayuda a generar el desarrollo espontáneo de las facultades físicas y morales de las niñas y niños, sino que trata de imponer pensamientos hechos, impidiendo así al alumno a no “pensar de otra manera que la necesaria para la conservación de las instituciones de esta sociedad; de hacer de él, en suma, un individuo estrictamente adaptado al mecanismo social.” (ibíd.) 


Higiene en la escuela y otras cosas


Otras características de la escuela de Ferrer es el cuidado por la higiene (clave para combatir las enfermedades que sacudían con fuerte virulencia aquella época), la coeducación de clases sociales, el contacto con el entorno social y la naturaleza, la publicación del Boletín (órgano informativo de la Escuela Moderna), las conferencias dominicales abiertas a padres y a todos los interesados, la llamada educación integral (desarrollada previamente en escritos por Proudhon, Bakunin y Kropotkin, entre otros) y la biblioteca como estímulo a la lectura, para lo cual Ferrer contó con la colaboración de Jean Grave a través de Las Aventuras de Nono, libro que inspiró la imaginación de la comunidad educativa en el pensar y hacer de la sociedad libertaria. 


A modo de conclusión 

La Escuela Moderna cierra sus puertas el año 1906 producto de la criminalización contra Ferrer i Guardia, debido al atentado contra Alfonso XIII donde se vio involucrado Mateo Morral, bibliotecario de la Escuela Moderna, tras lo cual Ferrer es encarcelado, pero a los meses es absuelto. 


Francisco Ferrer finalmente pagará con su vida los intensos años de agitación antiautoritaria cuando un tribunal corrupto le declara culpable de ser instigador de la semana trágica de Barcelona, revuelta antimilitarista contra la guerra imperialista del Estado español contra Marruecos. Francisco Ferrer i Guardia muere la mañana del 13 de octubre de 1909 en el cerro que contempla el puerto de Barcelona, fusilado por el Estado, la ambición capitalista y por el miedo a la libertad.




Contexto Histórico

EL CONTEXTO HISTÓRICO-SOCIAL

A partir del primer tercio del siglo XIX en el estado español, especialmente en Cataluña, se produce el surgimiento y progresiva organización de los movimientos obreros (vinculados en buena medida al desarrollo industrial y las deficientes condiciones de trabajo a las que estaban expuestos los obreros). A partir de las revoluciones europeas de 1848 se produce el nacimiento de diversas escuelas-taller, siendo una de las más relevantes el Ateneo Catalán de la Clase Obrera, creado en 1861 y en el que se impartían clases nocturnas para obreros de lectura, escritura, aritmética y dibujo lineal. En este sentido, en el Primer Congreso de la Asociación Internacional de Trabajadores se remarcó la necesidad de educación en tres frentes: el intelectual, el gimnástico y el tecnológico, llegando a fijar un aumento progresivo del trabajo productivo-formativo en función de la edad del niño-joven. El creciente incremento de la organización de la clase obrera y su articulación en los diversos movimientos políticos fomentará un amento de las experiencias educativas de diverso corte tanto en el marco europeo como en la Península Ibérica (especialmente en zonas industriales como es el caso de Cataluña). Las diversas experiencias educativas desarrolladas por asociaciones obreras nacidas a partir de la revolución Gloriosa (1868) serán canceladas a partir de la restauración borbónica en la figura de Alfonso XII (1874).


La figura de Francesc Ferrer i Guàrdia se inserta plenamente en el momento histórico en el que vivió. Sus planteamientos, acciones y objetivos son un reflejo fiel del convulso proceso de emancipación y lucha del movimiento obrero frente a los Estados liberales y al sistema de producción nacido de la Revolución Industrial. En cierta medida, el objetivo pedagógico de la Escuela Moderna supone más una reacción frente a los elementos dominadores de la sociedad y sus metodologías educativas que un proyecto plenamente alternativo y libre. De este modo, el anticlericalismo surgirá como elemento de rechazo al gran poder detentado por la Iglesia en la esfera político-social y especialmente en el marco educativo. El planteamiento de una escuela antipatriótica se basará en el rechazo de Ferrer frente a la construcción del Estado liberal en el que, por un lado, el sentimiento nacional justificará la lucha entre los individuos de los diferentes pueblos históricos y, por otra parte, en el que los diferentes Gobiernos intentarán controlar y aprovechar para sus fines el sistema educativo estatal.


Hemos de tener también en cuenta el momento que la educación vive en el Estado español en la época del autor. Los datos que arrojan las diferentes pesquisas gubernamentales son esclarecedores. En el caso de Cataluña, una de las Comunidades más industrializadas y desarrolladas del Estado Español, vemos como los datos de analfabetismo oscilan entre el 35% de hombres y 48% de mujeres analfabetas en la provincia de Barcelona, y el 53,27% de hombres y 70% de mujeres analfabetas en Tarragona, siendo para el total del Estado español un 52,5% de hombres y un 65,8% de mujeres analfabetas en 1910. Al mismo tiempo, diferentes consultas e inspecciones realizadas a los distintos centros educativos muestran el mal estado de salubridad y condiciones, que contribuían a que, en muchos casos, los centros escolares se erigieran como punto de contagio de infecciones.


Es en este punto en el que Ferrer tiene especial sensibilidad a la hora de enunciar dos de los principales elementos que hacen de su Escuela Moderna un referente innovador para su tiempo: la coeducación y la higiene en los centros educativos. En el primer caso, cabe resaltar que pese a que la coeducación se estaba llevando a cabo en otras propuestas educativas, Ferrer tuvo la virtud de defenderla como eje principal de su propuesta y, al mismo tiempo, evitar polemizar con los sectores más reaccionarios de la sociedad (especialmente la Iglesia Católica) claramente contrarios a esta práctica. Asimismo, la higiene cobra importancia como un derecho del alumnado, mejorando la salubridad de las aulas y dignificando a la infancia.


De este modo, Ferrer i Guàrdia mantiene una fuerte coherencia entre sus pensamientos y su aplicación en la vida socio-laboral, luchando desde el ámbito educativo (mediante la apertura de la Escuela Moderna) y el divulgativo (mediante la publicación del Boletín de la Escuela Moderna). Será en última instancia la defensa de los derechos de la clase obrera laque, en un repunte de la conflictividad social al inicio del siglo XX, acarreará en primer lugar el cierre de la Escuela Moderna y finalmente acabará con la vida de su promotor con la excusa de los sucesos ocurridos durante la Semana Trágica de Barcelona.



LA VIGENCIA DEL IDEARIO DE LA ESCUELA MODERNA



Desde una perspectiva crítica hemos de entender como incoherentes algunos  posicionamientos de Ferrer como su oposición frente a todo dogma al tiempo que se tendía a reproducir en la escuela algunos de los métodos o razones empleados por la Iglesia o por el sistema educativo estatal. De hecho el trasfondo ideológico de la Escuela Moderna se confunde con la ideología del propio Ferrer, construida en buena medida a través de su experiencia vital. A partir de esta perspectiva se entendería su fuerte aversión a la iglesia católica, su desapego respecto a la estructura familiar (él mismo fue expulsado del entorno familiar por su padre a la edad de 14 años), o su rechazo al sistema político liberal-burgués nacido de la restauración borbónica. Sin embargo, ese bagaje vital de una persona apasionada permitió a nuestro autor defender planteamientos de total vigencia entre los defensores de la pedagogía crítica en la actualidad. Como es el caso de la espontaneidad  del niño defendida por Ferrer alejando el premio y el castigo como hilo conductor de la educación en las aulas (metodología con fuerte presencia en la actualidad). Por su parte en la Escuela Moderna se defiende la capacidad del niño de cuestionar los planteamientos expuestos por el maestro. 

Conclusión

Conclusión

La importancia de Francisco Ferrer i Guardia comienza a través de la Escuela Moderna que materializó sus críticas contra la desigualad social y la educación autoritaria, transformándose en un interesante antecedente teórico y práctico de educación anarquista. En La Escuela Moderna reemplazaron los exámenes de la educación competitiva por la solidaridad, los castigos por el entendimiento, la escuela cárcel por aulas de la horizontalidad del saber libre, sin dominación, donde los niños y niñas sin distinción de clase social, aprendían jugando, pero a la vez comprendiendo desde la tierna infancia las injusticias del mundo que les rodeaba.

Hoy resulta muy recomendable la lectura de Francisco Ferrer i Guardia, sobre todo porque la dominación social, hoy como ayer, se caracteriza por la mercantilización de las relaciones sociales, donde el control del capitalismo se reproduce en las universidades y escuelas desde la temprana infancia, con métodos agresivos de adoctrinamiento, que se repiten una y otra vez.

Ferrer también es la diversidad de la acción, la enseñanza libertaria como práctica política, pero también la acción política como práctica libertaria. Compaginó la difusión pedagógica participando activamente en los sucesos políticos de la época y como editor del Periódico Libertario Huelga General.
Francisco Ferrer finalmente pagará con su vida los intensos años de agitación antiautoritaria cuando un tribunal corrupto le declara culpable de ser instigador de la semana trágica de Barcelona, revuelta antimilitarista contra la guerra imperialista del Estado español contra Marruecos. Francisco Ferrer i Guardia muere la mañana del 13 de octubre de 1909 en el cerro que contempla el puerto de Barcelona, fusilado por el Estado, la ambición capitalista y por el miedo a la libertad.